domingo, 27 de mayo de 2012

En busca de la Individualidad



Está supuestamente establecido que el ser humano es de naturaleza sociable, esto quiere decir que intuitivamente buscaremos la compañía de otras personas para vivir rodeado de ellos, los volveremos parte de nuestra vida, nuestras metas, logros y fracasos, al paso del tiempo cuando estemos establecidos dentro de un circulo social, definiremos mucho de lo anterior dependiendo de la opinión de este conjunto de personas que conforman nuestro día a día y nos regiremos por las reglas establecidas al interior de ese grupo, esto, sucede la mayor parte del tiempo, tanto a menor como a mayor escala

jueves, 3 de mayo de 2012

Mis Conversaciones con un Conejo Narcoléptico



El sol estaba en ocaso y las enormes nubes que parecían caer del cielo, se veían pintadas de anaranjado color, al frente el océano refulgía su reflejo con la misma tonalidad y cuando uno miraba mas a lo lejos, justo donde el astro rey se estaba poniendo, ya no se podía notar la diferencia entre cielo y océano, pocas maneras mas espectaculares para decir adiós, ojala que todas las despedidas fueran así, espectaculares, al menos valdría la pena las lagrimas al recordarlas.

Pronto el viento nocturno fue limpiando el cielo de nubes y pintando estrellas en él, un hombre de aspecto adusto, guardado en un abrigo y cubierto el rostro a la sombra del ala de un sombrero de copa, iba a paso lento, cargando con él una vela con la cual encendía cada una de las lamparas a su paso, al panda le pareció tan largo aquel corredor en el que se disponían las bancas en las que se encontraban, y que miraban hacia el puerto, que pensó que para cuando ese hombre terminara su trabajo sería hora de pasar de vuelta apagándolas, como lo había visto hacer a primera hora de la mañana en alguna ocasión, con el pretexto o razón, de guardar combustible; soñó en ese mismo momento con los ojos abiertos, y lo vio recorrer de un lado a otro, prendiendo y apagando las lamparas, viviendo así su vida entera, con tantas historias pasando frente a sus ojos, y sin ser participe de ninguna de ellas, sin comer, o dormir, desde su niñez y hasta que un día la suave caricia de la muerte le rozara con viento frío las mejillas, y en un ultimo suspiro le arrancara la vida, y se quedaría así, de pie, junto alguna de sus lamparas, y lo curioso es que para como lo imaginaba el panda, quizá abría valido la pena, tal era la naturaleza del enorme oso, que iba ataviado con una capa, por sombrero un bombín, y cargando con él su eterno maletín y sombrilla, que nunca nadie había visto usara para nada.