lunes, 28 de marzo de 2011

Un Nuevo Arribo

El sosiego que solo otorga la soledad cuando se torna apacible, da la claridad para organizar las palabras, que dispersas sin sentido en mi cabeza crean mundos fantásticos o relatan grises sucesos sin sentido como historias épicas.

Hasta ahora la voz del narrador se refugia en los amplios interiores donde fluye libremente, ajena a cualquier mirada que pudiera perturbarla, en la comodidad del encierro recorre eternidades en segundos, vidas enteras se suceden ocultas al exterior; pero tarde o temprano siempre buscamos una salida, antes de que estos mundos creados de la nada se derrumben enterrados en la obscuridad.

El cronista de la realidad, al contrario, jamás calla sus pensamientos, su sentir busca desesperado alguien que entienda el mensaje, para así poder saber que sus ojos no están ciegos del todo y que su desahogo no se pierde como un eco en el vacío , cada vez mas bajo, cada vez mas lejos.

No obstante ambos tienen idénticas voces, pues son parte de un todo incompleto, de un desgastado ser que aún busca las preguntas que le den las respuestas correctas, son parte de esta energía vital a la que llamamos alma, la cual se alimenta, al menos la que yo poseo, en mayor parte de los sentimientos, del resultado de esta imaginación errante.

Habrá que lanzar una piedra al estanque y sentarse a ver las ondas que produce, con suma tranquilidad dejar que el tiempo pase y esperar que la corriente traiga de vuelta buenas nuevas a la orilla, en total silencio pues, me siento y observo ir y venir a todos aquellos que pasan junto a mi, sin entender porqué no tienen tiempo para detenerse, tal vez algún día alguien lo haga y me encuentre sonriente a un costado del camino.

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